Pequeño relato, de un sueño, sí. Pero de nuevo digo que es una adaptación.
Sabéis que no me gusta mucho nada de lo que escribo, pero este es distinto.
Me gusta, bastante. Incluso viene con banda sonora.
Espero que os guste tanto como a mí. :)
Miércoles. Suena el despertador. Las 7 horas exactas de la mañana. Y aunque sea el primer y único 11 de abril del 2011 que viviré, sé exactamente todo lo que me espera. Hoy será como ayer e igual que mañana. 6 horas de instituto. Comer. 5 horas de estudio y hacer las tareas del día. Cenar. Dormir. La originalidad se escapa de mi vida y la impotencia de no saber qué hacer me atemoriza.
Los sueños por la noche no son otra cosa que planes que nunca se llevarán a cabo, minutos en los que me evado de la realidad para ir a otro mundo paralelo en el que yo tengo el mando en mi propia vida. Algo que cualquier persona puede tener día a día y ser normal pero yo no.
Que suene el despertador a las 7, retrasarlo a las 10, levantarme segura y preparar una maleta. Coger todos mis ahorros, dejar una nota en la cocina, pillar un taxi en el portal de mi casa e ir directa al aeropuerto. Comprar el billete más barato y el que tenga menos que esperar. Londres, Ámsterdam o París. Conseguir un lugar donde dormir, un trabajo con el que pagarlo y costearme la comida. Conocer a gente. Conocerlos a ellos. A mis amigos. A los que harán de todos los mejores y más divertidos momentos. Conocerle a él. A mi chico. Al que me hará feliz el resto de días de mi vida.
Apago el despertador y me incorporo en la cama. Unas lágrimas han caído por mi cara. La cobardía, que no se separa de mí ni un segundo, me obliga a levantarme y a empezar a vestirme. Me pongo el uniforme que tanto odio, me lavo y hago la cama. Meto las últimas cosas en mi mochila y hoy ni si quiera me tomo un vaso de leche. Salgo a la calle y ando recorriendo el mismo camino de siempre.
Que nada, ni miedo, ni nadie, ni mis padres, ni mis profesores, me controlaran. Sentirme lo suficientemente madura como para tomar mis propias decisiones. Porque nada ni nadie me conoce mejor que yo como para saber lo que es mejor para mí. Saber que haciendo esto no soy verdaderamente feliz. Romper la rutina, salir de este cascarón.
Entro en clase. Ignoro los comentarios fuera de lugar de mis compañeros y me siento en mi sitio. Espero que alguien entre en clase que ponga orden a este desorden, que las horas del reloj pasen, que llegue la hora de salir de allí, que vuelva a casa y espere a que el día termine a mi manera.
Hacer lo que siempre quise hacer, no tomar en cuenta las opiniones de la gente que no te quiere. Vivir cada día como si fuera el último. Disfrutar de cada segundo. Desear incluso que ese segundo sea interminable, que las agujas del reloj paren, para saborear hasta la última gota de ese momento.
Uno a uno los minutos van pasando. Ya quedan menos horas para que esto termine por hoy. Exactamente dos. Dos horas más, dos clases más, y el día seguirá con su curso habitual. Por suerte o por desgracia son clases aburridas, nada interesantes y poco importantes además. De nuevo tengo tiempo y la oportunidad para imaginarme esa vida, la que yo quiero. Moldeada mí manera, adaptada a mi imagen de la felicidad.
Entonces lo oigo. Ni si quiera me había dado cuenta de que había entrado el profesor. Ni si quiera sabía cuánto tiempo llevaba allí. Pero lo oigo. Tres palabras que hacen dar un vuelco a mi corazón, que hacen aparecer un rayo de luz y esperanza en el día.
- McFly está aquí.
Dar un salto en la silla y salir de esta clase corriendo, buscar a mis ídolos y decirles gracias. Sentir que en lo que he creído tanto tiempo y me ha dado fuerzas en aquellos momentos en los que todo estaba oscuro existe. Abrazarles bien fuerte y notar que están hechos de carne y hueso, que no son una más de mis imaginaciones cuando me evado este mundo.
Obedecer o no obedecer. Arriesgarme o no arriesgarme. Dar un giro a mi vida o que siga siendo la misma rutina todos los días. Vencer al miedo o no vencerlo. Sentirme fuerte o sentirme no capaz para hacerlo. Ahora o nunca.
- Profesor, tiene que dejarme ir.
Todos giran su cabeza para mirarme. Yo no aparto mis ojos del profesor.
- No. No puedo. No me lo permiten.
Otra vez esa sensación de que todo lo que construyo en mi cabeza, cae en la realidad. Justo cuando más cerca -y a la vez más lejos que nunca- está ese sueño.
Rendirme o no rendirme.
- Por favor. No sabes lo importante que sería para mí.
- Clara, por mí te dejaría, pero no es posible.
Me conciencio que verdaderamente está cerca pero al mismo tiempo muy fuera de mi alcance.
Ser fuerte, no derrumbarme ahora.
Respiro hondo. Me levanto de mi silla. Y empiezo a andar. Oigo murmullo de los compañeros de la clase. Llego a la puerta y pongo la mano en el pomo. El profesor me vuelve a llamar de nuevo.
- Como salgas por esa puerta, te vas a llevar un gran castigo. Muy, muy grande.
Como ya es costumbre, me evado de la realidad para crear otra. Esta vez, sólo con una diferencia. En vez de crear esa realidad en mi mente, la traslado directamente al mundo real.
Abro la puerta y salgo corriendo por el pasillo. Nunca me había parecido tan interminable. No me ha dicho dónde están, pero lo primero que me pasa por mi mente es secretaría. Salgo del edificio lo más rápido posible, cruzo el patio y me dirijo al de secretaría. Entro allí y busco con la mirada por todas partes. La gente me mira raro. Respiro con dificultad y los nervios no ayudan.
Una de las secretarías se acerca a mí. Antes de que me pregunte nada, le pregunto yo a ella con impaciencia.
- ¿Dónde están? ¿Dónde está McFly?
- ¿Qué? No, no puedes verlos. Vuelve a clase si no quieres un parte.
- ¡Por favor!
Ella niega con la cabeza y vuelve a su puesto de trabajo, tranquila de que no era nada grave. La gente no deja de mirarme. De nuevo salgo al patio corriendo. Tengo prisa. He llegado hasta aquí y ahora no se me puede escapar. Estoy tocando esto con la punta de mis dedos.
Que no se me vaya la cabeza. Pensar con la mente y mantenerme serena.
Entonces se me viene a la cabeza una persona. Él me puede ayudar, lo hará por mucho profesor que sea y no tenga permitido ver a mis ídolos.
De nuevo echo a correr, esta vez para la clase de idiomas. Allí estará seguramente mi profesor de inglés. Él me comprenderá. Entro en el edificio y subo las escaleras de dos en dos. Siento como el corazón bombea en mi garganta y en mi boca. Sin previo aviso, abro la puerta de la clase.
- ¡Profe!
Uno, dos, tres. Para de contar, he llegado a mi destino.
Los veo, con mis propios ojos, incluso si me acercara podría tocarlos. Mi profesor se levanta asustado. Ellos ríen por lo bajo. No es normal que alguien entre de esa manera en una clase.
- Clara, ¿qué pasa?
Se coloca en frente mía esperando a que responda. Sin avisar, hundo mi cara en mis manos y las empiezo a llenar de lágrimas.
Nunca me vi capaz. Siempre fueron sueños. Y los sueños, sueños son. Ahora estoy en la realidad, en el mundo real. Ese que tantas veces he maldecido.
Si he llegado hasta aquí no es para llorar.
Me quito las manos del rostro a la vez que me limpio las lágrimas. Mi profesor me mira sonriente. Él me conoce. Sabe lo que me ha podido costar llegar aquí, al igual que también sabe porque lo he hecho.
- Sabes el castigo que te vas a llevar, ¿verdad?
Ríe mientras coloca sus manos en mis hombros y me obliga a andar hacia ellos.
Poner el último ladrillo al muro. Terminarlo para que quede perfecto y contemplarlo de arriba abajo. Sentirme satisfecha de mi trabajo, y si es posible, obtener una recompensa.
- Thank you, boys. For everything. For save me. For help me. For your music. For your points of view. For make me laugh and cry. For I'll be Ok and Smile. For be what you are. For make me do what I do. For thousand and thousand of things. Thank you.
Paro de hablar y veo como he emocionado a todos ellos e incluso a mí misma. Se levantan de sus sillas y me abrazan, uno a uno. Siento el calor, el amor y el agradecimiento.
Sentirme bien. Realizada. Capaz. Fuerte. Sé que es el primero de muchos días, que esto acaba de empezar. Dar un portazo en las narices a la cobardía y al miedo. Sentir que si he podido cumplir este sueño, podré cumplir otros mucho. Porque si al final de cada uno de ellos me siento como ahora, ya sé por lo que luchar cada día.
¡Madre mía! Me ha encantado. Es alucinante, de verdad. No sé qué tontería es esa de que no te gusta lo que escribes, porque es impresionante. Ojalá yo me expresara como tú. Haces que me meta en la piel de la protagonista, que sienta lo que ella siente, incluso sin haber sentido algo así antes. En serio, físicamente me ha costado mucho terminar de leer. Físicamente, porque estaba sintiendo la angustia de Clara por llegar hasta los chicos, y se me había nublado la vista por las lágrimas. No me imagino qué cosas pasarán por tu cabeza o cómo consigues expresar tanto en tan poco. Lo único que sé es que te envidio mucho por eso, y que estoy orgullosa de poder leerte.
ResponderEliminarEres increible.
ResponderEliminarEn serio.
Te has leido? joder, me ha encantado.
La forma en que lo escribe, en la que se trasmite. Me he quedado asdfghjklñ
ESCRIBES GENERALLY AWESOMEEEEEE
joder, haz más cosas como estas, yo te lo agradeceré.
y si esto es un sueño tuyo, quiero tener tu cabeza y soñar cosas así, mis sueños son raros xD
en fin girl... demasiado.
te lof x