Posa suavemente sus manos en mis mejillas. Mi mirada pasa de sus ojos a sus labios repetidas veces. Quiero besarlo. Quiero volver a sentir ‘eso’ otra vez. Aunque me lo negase a mi misma es lo que llevo deseando tanto tiempo.
No lo pienso más. Me pongo de puntillas y enrosco mis brazos en su cuello. El mundo y el tiempo se detienen. Esa sensación, tal y como la recordaba, o incluso mejor.
Frío, calor, ansia, deseo, pasión, amor. Amor, ahora noto como fluye el amor entre nuestras bocas.
Un a imagen llega a mi cabeza. Nuestro primer beso. Éramos unos críos, pero es exactamente lo mismo lo que siento. No puedo evitar sonreír. Al hacerlo, él se separa sin entender.
- ¿Qué te pasa? –pregunta sonriendo.
- Estoy feliz.
Nunca pensé que aquel beso con aquel chico guapo del instituto significase tanto. Porque lo significó todo. Ese cambio, ese toque de felicidad.
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