sábado, 4 de junio de 2011

Dos. [Él]

Dato: Ha pasado X tiempo desde lo último.
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     Son las nueve de la noche y dijo que estaría aquí a las siete. Estoy empezando a preocuparme. ¡Qué coño, llevo preocupado desde las siete y un minuto! Por mi cabeza no para de pasar la idea de que se haya echado atrás y tenga que estar esperándola hasta la eternidad.

     Mis manos están sudorosas y no paro de pasarlas por mi rodillas. El pantalón acabará desgastado como siga así. Me levanto y voy a la cocina. Al andar, todo mi cuerpo tiembla. Abro la nevera, saco la botella del agua y lleno un vaso con ella. Con nerviosismo me lo acerco a la boca y bebo un trago. Tengo un nudo en la garganta y me cuesta mucho tragar todo el agua. Dejo el vaso con ira e impotencia en la mesa. Estoy empezando a sentir sentimientos que nunca antes había experimentado.

     Voy de nuevo al salón y ando de un lado a otro con paso firme y rápido. Estoy nervioso, muy nervioso. En un arrebato de coraje doy un golpe en la pared con fuerza. El cuadro que nos regaló su padre vacila, pero finalmente cae al suelo. Me quedo observándolo durante varios segundos. Aún recuerdo lo ilusionada que estaba al colgar ese cuadro, igual que con todos los demás muebles de esta maldita casa. Como me miraba con esos ojos suplicantes cuando veía algo que parecía perfecto para algún rincón, y yo, hipnotizado, asentía.

     Me percato de que me sangran los nudillos. Me los acerco a los labios y chupo la sangre ha a salido a la luz. Ella le tiene pánico a la sangre. Sonrío inconsciente al recordar como escondía su cara en mi pecho cuando salía algo relacionado con sangre el al televisión. Aún así, en este momento, en otras circunstancias, ella misma se habría encargado de curarme la herida.

     Vuelvo a sentarme en el sofá. Me revuelvo el pelo y paso las manos por mi cara. Las dejo tapando mi nariz y mi boca. Miro a mi alrededor y todo, exactamente todo, me recuerda a ella.

     La alfombra, donde pasamos momentos tan íntimos y especiales; las flores del jarrón de encima de la mesa, que le regalé ese día cualquiera; el espejo, donde se podía pasar horas y horas contemplándose, pretendiendo estar perfecta, a pesar de mis insistencias de que siempre estaba perfecta; el calendario, donde redondeaba con una circunferencia roja ese día que tanto ansiaba.

     Cierro los ojos y caen sin querer algunas lágrimas. Tengo miedo de que todos esos recuerdos se vayan con ella y no vuelvan más. En ese caso moriría de asco, de pena y de todo lo peor. Esos pequeños detalles son los que ahora mantienen mi vida en pie, y los que hacen que me tambalee por momentos.

     Escucho el timbre. Noto perfectamente como el corazón da un vuelco y empieza a latir muy fuerte. Creo que se me va a salir por la boca y el aire comienza a entrar con dificultad a mis pulmones. Me asomo a la ventana. Quiero asegurarme de que no sea nadie más que ella. Melena larga y negra como el tizón, piernas altas, finos brazos, dulces dedos, ojos verdes, mejillas rosadas. Inconfundible, es ella.

2 comentarios:

  1. Es ella, es ella ! xDD
    confieso que yo también me estaba poniendo nerviosa porque no venia xD
    ay, es muy potito! pero tengo muuuucha curiosidad por todo xDD
    me guzta demasié darling !

    lof yu

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  2. agferlhflekj es demasiado perfecto >.<
    Tienes que seguir pronto D:
    Te lof<3

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