Me coloco el segundo y último pendiente en la oreja derecha. Apoyo las manos en la mesita y me vuelvo a mirar en el espejo. Veo ahora su ‘todo va a ir bien’ ahora reflejado en mis ojos. No me puedo creer que aún siga siendo tan importante para mí como para hacerlo.
Y es él el único culpable. El culpable de que desde que salí por la puerta de aquella maldita casa, me odiase a mí misma por decir lo que dije, de que lo echase de menos como nunca he podido echar de menos a alguien, de que desease que volviera conmigo, a abrazarme y a decirme que era importante para él, que quería pasar el resto de su vida a mi lado, protegiéndome. Él es el único culpable de que desde aquel mensaje de ayer con un ‘A las siete en casa’ esté nerviosa, mi mente no pare de pensar cosas que decirle, se produzcan esos ya conocidos nudos en el estómago y me sienta torpe a cada paso que doy.
Vuelvo a mirarme en el espejo: ‘Todo va a ir bien, le quieres.’ Le quiero. Aún, y después de todo, le quiero. Lo leo en mis ojos, por mucho que me duela. Dejo de pensar con la razón y lo hago con el corazón. Le necesito.
Aparto la mirada hacia mi reloj. Llego tarde. Estará preocupado y nervioso. Sonrío inconscientemente al imaginármelo y al recordar como se ponía cada vez que alguien se hacía de esperar.
Llaves, móvil, bolso y a la calle. Voy con paso firme y decidida. Estoy segura. No sé cuanto me durará, pero ahora lo estoy. Paso por el parque el cual está tan lleno de recuerdos que se me desbordan de la mente. Niños orgullosos que enseñan lo que valen a sus padres. Personas que piensan en el presente y en el futuro haciendo deporte. Gente ganándose la vida dando a cambio algo de felicidad a los demás. Parejas que se quieren y se dan cariño, importándoles bien poco lo que digan los demás.
Disminuyo la velocidad de mi paso y observo a un chico y una chica. Están discutiendo. Dan voces y se señalan el uno al otro. Me tengo que sentar en un banco porque a mi mente no paran de llegar imágenes y memorias nada buenas. Me gustaría levantarme, ir hacia ellos dos y decirles que paren, que si no lo hacen se arrepentirán durante mucho tiempo, que tomar decisiones a veces tan definitivas en un estado como ése de furia no es nada bueno.
Dos gritos más y ella sale apresurada del parque. Juraría que está llorando. Él cae abrumado en el césped, escondiendo la cara entre sus manos. Juraría que está llorando. No puedo evitar asociar esta escena a la vivida con él. Hemos sido unos estúpidos.
Saco fuerzas desde lo más profundo y me levanto. Voy hacia el chico. Me mira y compruebo que sí que está llorando. Su cara de dolor se me queda marcada. Le digo algo como ‘todo va a ir bien si sabes que le quieres’. Analiza mis palabras y sin mediar una más, asiente.
Le dejo allí y echo a andar. Pensando en nada y en todo a la vez me doy cuneta de que he llegado. Sin pensarlo dos veces toco el timbre. Quiero verle ya. Quiero hablar con él ya. Quiero acabar con esto bien y empezar de nuevo mucho mejor.
que potito :3
ResponderEliminarseriously que me requetencanta , es muy bonito :D
además quiero/necesito saber si lo arreglan y esas cosas monosas xDDD
creo que hacen buena pareja (?)hahaha
se te quiere yogurt azucarado !xxxxxxx