viernes, 10 de junio de 2011

Tres. [Él]

     Entra en casa y va directa al salón. Se sabe el camino perfectamente y yo la sigo. Estamos sentados uno al lado del otro en el sofá. Hay silencio, ninguno de los dos empieza a hablar, pero de vez en cuando se escucha algún que otro coche pasar por la calle. He tenido que encender la luz. Es tarde, no se veía nada y quería verle la cara.

     El pelo negro y liso le cae por la cara, juega nerviosa con sus manos e intercala la mirada entre ellas y sus pies. La echaba de menos. Quiero empezar a hablar pero tengo miedo de cagarla de nuevo, de que se vaya y de sentir lo que sentí entonces.

     Percibo un ligero temblor en sus piernas. Inconscientemente pongo mi mano en una de sus rodillas. Se estremece con el contacto. Después de varios segundos gira su cara y encuentra su mirada con la mía. Ahora sus ojos están llenos de lágrimas ansiosas por salir. Noto como algo en mi corazón se rompe y se despedaza.

-         ¿Sabes el daño que me hiciste? ¿Sabes lo que sentí? –habla ocultando y disimulando pequeños sollozos.

     Baja sus párpados, y lágrimas caen formando un estrecho canal por sus mejillas, arrastrando con ellas parte del maquillaje que lleva. De nuevo vuelve a mirarme. Sus ojos están brillantes, acuosos, resaltando a su vez ese verde especial.

     Ese verde que ha iluminado tantos días de mi visa, me ha hecho sentir la persona más feliz del mundo, o incluso, como ahora, me ha hecho sentir como una mierda, sucio. Empiezo a notar algo en mi garganta, un nudo. Las lágrimas se acumulan temerosas en el filo de mis ojos.

     Miro al techo y resoplo. No puedo derrumbarme. No yo. No soy la víctima. Tengo que apoyarla a ella, que esté bien. Si ella está bien, yo.. también estoy bien en cierto modo.

     Vuelvo a mirarla. Me observa y no sé descifrar por completo su mirada. Hablar ahora es una de las cosas más difíciles que puedo hacer. Respiro hondo y mi cerebro no para de buscar las palabras adecuadas, pero no encuentro ninguna. No sé que decir. Sus lágrimas me distraen.

-         No llores, por favor.

     Un estúpido ‘no llores, por favor’’ es lo único que ha salido de mi boca. Me siento idiota. Odio esta situación. Aunque sé que si dejara de llorar todo sería mucho más fácil. Pero sólo he conseguido que se angustie más. Se levanta agobiada y niega con la cabeza.

-         ¿Es que no me entiendes? –exclama mirándome. 

      Me levanto también y le sostengo la mirada de nuevo. Noto como se vuelven a llenar de lágrimas los ojos.

-         ¿Qué no te entiendo? –le contesto. Giro la cabeza y me trago las lágrimas como puedo.- ¿Cómo crees que he estado yo todo este tiempo?

-         Tú tuviste la culpa. Tú fuiste el culpable de todo. Pudiste elegir. –su voz ahora suena llena de rabia.

      Doy dos pasos más hacia delante y me coloco en frente suya, cogiendo sus manos.

-         Cada minuto que pasa me arrepiento más y más de lo que hice. Me odio y la repugnancia que siento hacia mí no es normal. Y voy a seguir así hasta el día que me perdones, y volvamos a ser felices juntos.

      Ha estado mirándome todo el rato que he hablado. Eso lo ha complicado más aún. Ahora tiene la vista en nuestras manos, juntas, después de tanto tiempo. Cojo mi mano y la coloco en su barbilla. Su piel sigue igual de suave que siempre. Le obligo a mirarme.

-Te quiero.

3 comentarios:

  1. Aglhjrkes >-<
    Me encanta...es...simplemente increible.

    ResponderEliminar
  2. Nose como lo haces pero me enamora :$ *_*

    ResponderEliminar
  3. pe pe pero que cosa más potita, no?
    *______* seriously me encanta kjfwneiubcfhuwkfb

    ResponderEliminar